El Consejo de la Prensa Peruana expresas un profundo rechazo a las recientes declaraciones de la presidenta Dina Boluarte que, equivocadamente, comparan el lícito y necesario ejercicio periodístico de fiscalización con acoso. Una relación que, por cierto, ya emplean no pocos funcionarios públicos, incluso aquellos que también han sido criticados por la presidenta.
Boluarte acusa a los medios de “acoso político permanente” al gobierno y de hostigarla. Y defendió al ministro del Interior, Juan José Santiváñez, luego de que el Ministerio Público allanara su casa y de que no pudiera explicar cómo obtuvo una filtración de un reportaje de Cuarto Poder antes de que fuera emitido en la televisión. En unas declaraciones dignas de autócratas latinoamericanos, Boluarte dijo que la Fiscalía “juega en pared con esta mala prensa para dar un golpe de Estado blando”.
La fiscalización del poder es un ejercicio elemental del periodismo, como también lo debería ser la transparencia y rendición de cuentas de las autoridades. Lamentablemente, la presidenta ha llegado a pasar más de 100 días sin responder preguntas de la prensa. Las pocas veces que se dirige a los medios lo hace para lanzar ataques.
Que el poder enfrente de esta mala manera a la prensa no hace más que encender incluso mayores curiosidades periodísticas, esas que la presidenta califica de golpistas.